Samarcanda
Descubra la belleza eterna de Samarcanda
Ubicada en el corazón de Asia Central, Samarcanda es más que una ciudad: es un testimonio vivo del esplendor de las civilizaciones antiguas. Con una historia que abarca más de 2700 años, este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ha sido una encrucijada de culturas, un centro de comercio y un faro de logros intelectuales y artísticos.
Un vistazo a la historia
Samarcanda, que en su día fue la joya de la Ruta de la Seda, floreció como centro cultural y científico bajo el reinado del poderoso Tamerlán en el siglo XIV. La impresionante arquitectura de la ciudad, su rica historia y su vibrante atmósfera transportan a los visitantes a otra época. La gloriosa plaza de Registán, con sus magníficas madrasas, es el corazón de esta maravilla histórica. Cada paso en Samarcanda es un viaje a través del tiempo.

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Maravillas arquitectónicas
Los lugares emblemáticos de Samarcanda son impresionantes. La Shah-i-Zinda, una necrópolis de mausoleos con azulejos intrincados, la imponente mezquita Bibi-Khanym y el observatorio Ulugh Beg son solo algunos de los tesoros que esperan ser explorados. Estas estructuras monumentales, adornadas con azulejos de un azul vibrante y mosaicos intrincados, cuentan las historias de imperios, eruditos y la imparable marcha del tiempo.
Riquezas culturales
Más allá de sus maravillas arquitectónicas, Samarcanda está llena de sonidos, sabores y colores de una cultura dinámica. Pasee por sus bulliciosos bazares y calles vibrantes, donde podrá probar un delicioso plov (pilaf uzbeko), beber té dulce y disfrutar de la cálida hospitalidad de su gente. Los mercados rebosan de sedas, especias y artesanías, un vívido recordatorio del papel de la ciudad como centro comercial.
Una ciudad de innovación y conocimiento
Samarcanda fue el hogar de algunas de las mentes más brillantes de la historia, entre ellas el legendario astrónomo Ulugh Beg y el filósofo Al-Biruni. Fue un lugar donde Oriente se encontró con Occidente y donde florecieron el arte, la ciencia y la filosofía. El legado de la destreza intelectual de Samarcanda sigue inspirando a académicos y artistas de todo el mundo.
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El Registán, situado en el corazón de Samarcanda, es una de las obras maestras arquitectónicas más emblemáticas de la Ruta de la Seda. Su nombre significa "Lugar de Arena" y servía como plaza central de la ciudad para reuniones públicas, anuncios reales y comercio. El conjunto consta de tres grandes madrasas: la Madrasa Ulugh Beg (1417-1420), conocida por sus avanzados estudios astronómicos; la Madrasa Sher-Dor (1619-1636), adornada con mosaicos de tigres; y la Madrasa Tilya-Kori (1646-1660), famosa por sus suntuosos interiores dorados. Estas estructuras combinan los estilos arquitectónicos islámico, persa y timúrida, con intrincados azulejos, altísimos minaretes y cúpulas ornamentadas. Construido a lo largo de siglos, el Registán refleja el papel de Samarcanda como centro de conocimiento, arte y cultura. Hoy en día, sigue siendo un símbolo del patrimonio histórico y la brillantez arquitectónica de Uzbekistán.
El mausoleo de Tamerlán, o Gur-e-Amir, es una obra maestra de la arquitectura timúrida de Samarcanda. Construido a principios del siglo XV, es el lugar de descanso final de Tamerlán (Amir Timur), sus hijos y nietos. La estructura se distingue por su majestuosa cúpula azul, sus intrincados mosaicos y sus interiores de mármol tallado. Originalmente estaba destinado al nieto de Tamerlán, pero se convirtió en su propia tumba después de su muerte en 1405. El diseño del mausoleo influyó en la arquitectura mogol posterior, incluido el Taj Mahal. Hoy en día, Gur-e-Amir se alza como un símbolo del legado de Tamerlán y de la grandeza de la era timúrida.
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Shah-i-Zinda, uno de los monumentos más emblemáticos de Samarcanda, es una necrópolis que data del siglo XI y está situada en el extremo sur de la ciudad. Su nombre, "El Rey Viviente", hace referencia a Kusam ibn Abbas, primo del profeta Mahoma, que se dice que está enterrado aquí. El complejo consta de casi 20 mausoleos construidos entre los siglos XI y XV, que forman una "calle de tumbas" que muestra la evolución de la arquitectura islámica de Asia Central. Las estructuras son famosas por su intrincado trabajo en azulejos, que incluye tonos turquesa y lapislázuli vivos, patrones geométricos y motivos florales, todos ellos característicos del arte timúrida. Shah-i-Zinda sirvió como lugar de enterramiento para la nobleza, los eruditos y los artesanos de Samarcanda, y cada adición refleja los avances arquitectónicos de su época. Entre los lugares más destacados se encuentran el mausoleo de Shadi Mulk Aka, el mausoleo de Tuman Aka y el santuario de Kusam ibn Abbas. El lugar también tiene un gran significado espiritual y atrae a peregrinos que creen en sus bendiciones y su conexión histórica con el patrimonio islámico. Hoy en día, Shah-i-Zinda se considera un ejemplo incomparable de artesanía medieval y un tesoro cultural clave de Uzbekistán.
La construcción de Shah-i-Zinda se extiende desde el siglo XI hasta el XV, y evolucionó hacia una mezcla armoniosa de arquitectura islámica y timúrida. El complejo está dispuesto como un estrecho pasaje escalonado bordeado de mausoleos, lo que crea una atmósfera casi de otro mundo. Las tumbas exhiben una artesanía magistral con azulejos vidriados, intrincados patrones geométricos, motivos florales e inscripciones caligráficas en árabe. Entre los elementos notables se incluyen las llamativas cúpulas de color azul cobalto y los paneles de mayólica tallada, que le dan al complejo su aspecto icónico. Cada mausoleo refleja la influencia de diferentes períodos de tiempo, lo que convierte a Shah-i-Zinda en un museo viviente de innovación arquitectónica y devoción espiritual.










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